Los conflictos son una oportunidad de crecimiento ya que, cuando somos capaces de resolverlos aumenta nuestra confianza en la relación.
Los conflictos, como sobrellevarlos
Palabra de Dios
(Colosenses 3: 12-17)
Pónganse, pues, el vestido que conviene a los elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la compasión tierna, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia. Sopórtense y perdónense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo. Por encima de esta vestidura pondrán como cinturón el amor, que lo hace todo perfecto. Así la paz de Cristo reinará en sus corazones, pues para esto fueron llamados y reunidos. Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite y se sienta a gusto en ustedes. Tengan sabiduría para que puedan enseñar y aconsejar unos a otros; canten a Dios de todo corazón y con gratitud salmos, himnos y alabanzas espontáneas. Y todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Biblia Latinoamericana
Es muy fácil entender que, a lo largo de su vida, las parejas, con familia incluida, deben hacer frente a diversas situaciones difíciles, que, si no se resuelven adecuadamente, producen mucho malestar entre sus integrantes. El conflicto forma parte inevitable de la convivencia.
No es posible imaginar una familia en la que no existan conflictos; ni tampoco es deseable. Los conflictos y las crisis, bien gestionados, nos permiten crecer y desarrollar nuevas y mejores maneras de relacionarnos.
De todos los conflictos sociales, los conflictos conyugales son los más habituales, son los problemas que amenazan tu matrimonio y los que suelen provocar mayor dolor ya que sus integrantes sufren, no sólo entre ellos mismos, sino por las personas a las que quieren.
Muchas veces, las familias no saben cómo resolver esos conflictos porque no cuentan con las habilidades para buscar y encontrar soluciones.
Es importante comprender que cuando, los conflictos se dan en las parejas, en la familia, los esfuerzos deben dirigirse a procurar hacerse el menor daño posible y más, cuando existen los hijos de por medio.
El mayor momento de tensión para los hijos coincide, normalmente, con la separación o divorcio de los padres. Frecuentemente, durante este proceso, se rompe la comunicación entre los miembros de la pareja y se deja a los niños en la ignorancia de lo que está ocurriendo, lo cual les puede generar consecuencias a nivel emocional. Por eso es importante la forma en la cual los progenitores gestionan dicha situación.
(En uno de los primeros retiros que tuvimos en Camino para los adolescentes, les pedí que
escribiesen la respuesta a esta pregunta:
¿Qué es lo que más temen en su vida?
Muchos respondieron: “Que mis padres se separen.”)
Cuando una pareja sufre la situación descrita, ha llegado la hora de HACER UN ALTO en el camino. Si no se detienen las consecuencias serán graves para ellos y muy graves para los hijos.
La CRISIS es una etapa del mismo, es parte de su proceso. La CRISIS, si se entiende, no es más que una oportunidad para la pareja. La CRISIS significa que ha llegado el momento de REVISAR todo el proceso que ha vivido la pareja, desde el principio.
A lo mejor deberán AMBOS rectificar su manera de reaccionar frente a la manera de ser del otro. Entender, aceptarse las diferencias que la sexualidad les ha regalado y fomentar la vida conyugal.
Quizá ha llegado el momento de pedirse perdón mutuamente de corazón. Si ambos son seguidores de Jesús ha llegado la hora de hincar las rodillas ante Dios para pedirle su dirección.
La CRISIS puede destruir un matrimonio, pero también puede fortalecerlo. Cuando el conflicto se enquista en el corazón de la pareja, lo más conveniente es que busquen AMBOS la mediación de un tercero. Puede ser un psicólogo o un consejero matrimonial. Unas veces será fructuoso que lo hagan por separado o que lo haga el que primero siente la necesidad.
Otras veces será conveniente que vayan ambos. La mediación no se busca para que el mediador les diga “usted tiene la razón.” La mediación es para buscar la paz entre ambos y encontrar la mejor solución.
Desde el punto de vista cristiano (también familiar cuando existen los hijos por medio) la primera solución es la reconciliación; si no se puede deben buscar la solución menos dolorosa